Crónica de la Pandemia: Cataclismo de los Dioses
Dentro de las grandes Redes sociales, en las que todos somos peces atrapados, los enmascarados anonymus hacen su misterioso regreso. Se rebelan y revelan a los señores, juglares, cantores y otros amantes de los niños, que disfrazados en sus trajes de políticos e influyentes tejen su red de complicidad, capturados con las manos manchadas de perdidas inocencias. Comienza la otra epidemia, la infodemia, Paradójicamente cuando hay más libertad de alzar la voz, es cuando más se calla y se deja que unos pocos sean los que hablan.
Lanzamientos espaciales postergados por nubes de duda zarpan finalmente a los cielos con grandes promesas de llevar en un futuro a la vida fuera del planeta, a un éxodo que aún puede ser evitado si cuidamos de la otra nave en que viajamos por el infinito espacio. Sin embargo, dicha carrera espacial es opacada por la carrera más importante, la de encontrar la cura.
La iglesia de los presidentes arde reclamando la vida de los marginados en el país de las Libertades. A solo unos metros de la White House, como en la segunda Gran Guerra, se atrinchera el mandatario de los soñadores de América bajo un búnker, cuidándose de los 'salvajes' manifestantes, hombres enojados por la muerte a de un afro a manos (o a rodillazos) de un gendarme blanco. Imagen repetida a lo largo de su historia. La obscuridad de las noches en vela se ve encendida por las antorchas de inconformes que violan el toque de queda. Los fantasmas de la guerra civil rondan las calles mientras turbas y policías descansan en la tregua de la madrugada. Fenómenos similares ocurren bajo el río Bravo, cruzando como pollos la frontera el abuso de macanas y toletes que matan a los que proteger debieran.

Eclipses solares en el hemisferio sur, plagas mundiales, matanzas, lluvias y terremotos en el año de los gemelos. La historia se sigue escribiendo y seguramente dará para otra crónica más de esta nave terrosa en su viaje tempestuoso.
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